Sabéis que siempre escribo de moda infantil y toco también algo de puericultura por eso, este tipo de artículo no es propio de mí pero, no he podido, ni querido, evitar escribirlo.
No sé si a vosotros también os pasa pero, desde que tengo hijos, siempre que acontece cualquier tragedia, lo primero que me pregunto es si entre las víctimas había niños, no puedo evitarlo. No puedo, ni quiero, imaginar lo que tiene que ser perder a un hijo y más, cuando lo pierdes porque te lo arrebatan.
En este caso, por la hora en que se produjo la matanza parisina, los objetivos para los terroristas, eran adultos pero, me ha llamado la atención que aquí, los niños no eran las víctimas sino los verdugos.
Leer que al menos, ocho de los terroristas, todos muertos, tendrían entre 15 y 18 años, no puede dejar indiferente a nadie. Veo a alguien de 15 años, como lo que es, un niño.
¿Qué lleva a un niño a matar?, en este caso, para mí es evidente, el fanatismo. Las ideas que, desde que nacen les meten a fuego en la cabeza.
Un niño no debería morir, tampoco matar. Los padres, con nuestros hijos, estamos moldeando arcilla es una pena que algunos queramos moldear buenas personas y otros, con esa arcilla, solo quieran crear odio y destrucción.
Esa es mi reflexión.
Estas cosas no deberían pasar. Qué pena
Me da miedo pensar en la sociedad en que se están criando nuestros hijos. Van a aprender a ver estas masacres como algo natural
Lorena, en nuestras manos está que no lo vean así
No puedo estar más de acuerdo contigo. Matar por matar…. no lo entiendo….